Carta de un neumático a su dueño

Desde que me trajiste a tu vida, observé el esfuerzo que hiciste para tenerme contigo. Esperé con ansias, en el almacén, el momento de poder demostrar lo mucho que puedo hacer por ti.
Con mucha ilusión fui seleccionado, junto con otros hermanos, y me pusieron a rodar en tus equipos que tanto quieres y mucho te han costado mantener. Me deseaste suerte, me despediste y me dejaste en manos de muchas personas.
Sé que no fue tu intención pero emprendí un camino difícil donde, en verdad, que me da mucho miedo. A veces padezco frío; a veces calor. En muchas ocasiones, cuando me dejan solo, hay personas que con frecuencia se me quedan viendo con malos ojos. Veo como otros hermanos son arrebatados o malvendidos y ya nunca he vuelto a saber de ellos. Estas personas malas, a veces me traen a compañeros viejos, mal vestidos, mal nutridos y con traumas que no les permiten aguantar el ritmo. He visto con mis propios ojos cómo tienen una muerte injusta, antes de una vida lograda, y en algunas ocasiones han causado graves accidentes. Todos los dias le doy gracias a Dios por permitirme seguir con vida.
Muchas veces me pican cosas muy puntiagudas y siento cómo se me va el alma. A veces, poco a poco y, en ocasiones, de un suspiro. Esto hace que me deprima. Las personas con quien me encargas, no me dedican el tiempo necesario. Si bien me va, me dan con un bate en la cabeza y, hasta que no estoy al borde de perder la estructura y cordura, me ponen la atención que necesito. Siempre le rezo a Diosito para que se acerquen, sean amables y me pregunten por mí (a través de la válvula) y me devuelvan parte de mi alma perdida. Entiendo que tengo muchos hermanos rodando y que no nos pueden dar la atención que todos necesitamos.
Yo te puedo apoyar bastante si me das la oportunidad. Necesito estar bien cuidado, alimentado, tener todo tu cuidado y, cuando me corto, que me curen de inmediato y me ayuden recuperar mi alma.
Me gustaría que encuentres una forma en que me permitas estar en comunicación contigo constantemente, como por telepatía. También me encanta la idea de que al regresar de viaje, puedas darte cuenta si regresé y con bien. No me gusta que no te lleguen mis súplicas. Si encuentras esa forma o tecnología, te aseguro que las personas, con las que me dejas encargado, me cuidarán, me traerán consigo todo el tiempo y tendré una mejor y larga vida lograda contigo. Y, al final de mi vida, dirás, con seguridad, que valí la pena.
Te quiere y cuenta contigo…
Tu Neumático Humano